OPINIÓN // No es lo mismo ser aficionado que fanático

Venezuela's fans celebrate in the tribune before the team's semi-final soccer match against Paraguay at the Copa America in Mendoza

Aficionados vs. Fanáticos

¿Dónde se encuentra el límite entre ser un aficionado y ser un fanático? La respuesta a esta interrogante posiblemente varíe según la persona a quien le preguntes. Los límites de una afición o fanatismo (sano, claro está) los determina cada persona en función de muchos factores.

El deporte, es un elemento muy importante en la sociedad actual, es una manera de buscar el equilibrio social a través de la descarga de tensiones. En cualquier evento deportivo de asistencia masiva, como un juego de fútbol europeo, por ejemplo, se ven reflejados dos tipos de comportamientos extremos: el de la afición y el del fanatismo.

Existe un sin fin de diferencias entre un fanático y un aficionado, los aficionados comparten el interés típico de ver los juegos como una competencia seria, con respeto hacia el rival, aunque no se organicen (algunos), mantienen un orden formal en las gradas. Aquellos aficionados que ven los partidos por televisión, no pierden el entusiasmo y se preparan con ánimo.

Los verdaderos seguidores acatan las normas de los estadios, realizan actividades que los identifican con banderas, pancartas o camisetas con ruidos de instrumentos sonoros como pitos, trompetas, tambores creando un escenario de fiesta con cánticos auténticos.

Los aficionados gozan los partidos y al final se dispersan sin buscar ni causar inconvenientes, contentos porque su equipo jugó. No importa si ganó o perdió, festejan el triunfo y de cualquier forma se preparan para el siguiente encuentro.

Por otro lado del campo, los fanáticos observan con rivalidad al contrincante. No van a disfrutar el partido, sino a ver como su equipo gana cueste lo que cueste. Si éste no gana, se sienten deshonrados y desarrollan actitudes violentas o críticas molestas.

Los fanáticos se caracterizan por ser intolerantes con los que apoyan a los equipos adversarios y no los ven como contrarios, sino como enemigos. El equipo pasa a ser parte de su familia y de su personalidad, casi su apellido. Un fanático decepcionado podría caer en depresión o tomar una actitud agresiva hasta llegar a agredir a su propia familia o la gente que lo rodea y no piensa como él.

Aficionados si, fanáticos no

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En resumen, no es lo mismo ser aficionado que fanático. El fútbol mundial hoy en día ha formado muchos fanáticos que no se dan cuenta que si hoy gana o pierde su equipo, pase lo que pase, ellos seguirán siendo los mismos, al día siguiente deberán ir a trabajar, ir a estudiar y que su vida no va a cambiar porque su equipo levante la copa o la pierda.

El día que las personas aprendan que el fútbol es un deporte para generar entretenimiento, para distraerse un rato, cuando comprendamos que la rivalidad existe solo en el campo de juego, así y solo así comenzaremos a colaborar con algo a este deporte, empezando con el fútbol nacional.

¡No + violencia!

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